10 diciembre 2004

La noche


La noche de anoche no fue afortunada, interrumpida, fue de horas sentado en el frío fragor de una batalla, el cuerpo acaparado por frío noctámbulo, y mis manos tratando de sostener mi cara que se derrumbaba a pedazos. Desgradables sensaciones que no permitían el sueño, fluídos molestos que, como goteras, martillaban mis hemisferios. Así entre vueltas luces rasgando la noche, el sueño se trasformó en la 3a. guerra mundial, sin nada que hacer, sin nada que poder controlar me abandoné y fue sólo através de esta estrategia que en algún momento logré despertar del maldito sueño, con los ojos más inflamados que la rodilla de Salas. La noche no siempre juega buenas pasadas.

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