
Ya no quiero tomar más fluoxetinas, siento que me hacen mal, aunque su sabor lo tengo tan familiarizado desde niño, que de pronto miro su envase y siento nostalgia de las primeras veces que empecé a tomar.
La fluoxetina es como abrocharse los cordones de los zapatos, un hábito que asumes con la practicidad de la costumbre, si no te abrochas tus zapatos lo más probable es que tropieces y caigas de bruces contra el suelo.
Recuerdo que me las recetaron cuando murió mi perro, Javier se llamaba, eso debe haber sido alrededor de los 10 años, una lástima enorme, tristeza de años me inundaron, me sentí más solo que el primer hombre muerto sobre la tierra. De ahí en adelante no he dejado de tomar fluoxetina y aunque terminé mi tratamiento hace 15 años atrás, me da miedo dejarlas, no se si podré levantarme solo sin ellas, tal vez sea lo único que me conecta a la realidad social y no estoy dispuesto a separarme de las personas, solo por tener ganas de dejar de tomar mis fármacos, que son los que me aproximan a ellos, son mi cable a tierra, mi nexo.
Recuerdo una vez que dejé de tomarlas y no pude caminar, no pude levantarme en dos días y solo la llamada de un amigo logró salvarme, le rogué que comprara mis comprimidos agotados y cuando golpeó mi puerta tuve que arrastrarme hasta le entrada para abrirla. ¿¿No me crees?? Es cierto, no puedo vivir sin ellas, ellas me cuidan, eso es, principalmente me protegen de todos y de mi mismo, hace años que no veo a mis padres pero de ellos ya no necesito nada. Si quieres hacerme un buen regalo piensa en fluoxetina en cápsulas, ya que los comprimidos no siempre vienen recubiertos, en cambio los comprimidos recubiertos y las cápsulas te dejan esa sensación de placidez gelatinosa en la mucosa del estómago, como un suave postre de crema.
Actan, Alentol, Anisimol, Dominium, Pragmaten, Prozac, compañeros de infancia, juventud y hoy de adulto. Tantas veces tomados, unos mejores que otros, como un perro una vez me conformé sólo con los comprimidos de Fluoxetina del Lab. Chile, un clásico por años, hoy me he puesto algo refinado y prefiero un cóctel de Dominium, que nombre más elegante para un fármaco, ni parece que fuera floxetina, por eso me gusta pedirlo en farmacias, nadie nota que es fluoxetina.............repito al farmacéutico, “Me da una caja de Dominium”, me hace sentir más seguro, como si se tratase de un efecto más potente, me siento casi dueño del mundo con Dominium. Es como tener un BMW o Mercedes.